Naoko estaba al borde del río Sena en Paris. Ella viajó desde Osaka, Japón; en busca del chico que había conocido la primavera pasada. Emerick Chavanel un joven de unos 25 años, economista de profesión, viajó a Japón para entablar unos negocios de exportación de vino con la compañía Kuruma; el padre de Emerick era dueño de grandes extensiones de viñedos en la región de Alsascia y Borgoña, Francia; la tradición del vino en su familia tenía unos 200 años.
Al llegar al aeropuerto de Tokio, Emerick iba a ser recogido por un representante de la compañía Kuruma que viajaría a Osaka con él, sin embargo el vuelo de Emerick llegó dos horas antes de lo esperado a Tokio. El joven sentió la necesidad de explorar aquella ciudad nueva desconocida para él. Emercick durante la enseñanza media asisitió a ver una función de danza japonesa que por aquellos días se presentaba en Paris; la noche que asistió al teatro estaba sentado en la segunda fila, cuarto asiento, al levantarse el telón al primer personaje que vio fue una hermosa chica vestida con un kimono de seda color lila con espirales en rosa palo que descendían por las mangas, en ese momento el muchacho de diesiete años quedo estupefacto pues esa chica era diferente a todas las europeas que en su corta experiencia amorosa había conocido...
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